ISLA SANTA CRUZ, Abril 2008. Ultimo día en las Islas Galápagos. Ya habíamos visto las tortugas, las iguanas, los piqueros, los lobos y hasta los pingüinos (Sí, en las Galápagos, sobre la línea ecuatorial, también hay pingüinos. Es más, a los ecuatorianos les sorprende que nosotros en el sur del mundo tengamos una población gigante de estos ejemplares).
Habíamos hecho también nuestras compras, solo faltaba un poco de playa. Nombre previsible, Tortuga Bay, allá vamos.
Ubicada en la propia Isla Santa Cruz, Tortuga Bay es la única playa de las Isla Galápagos con acceso libre al público. No es obligatorio ir acompañado por un guía naturalista, ni tomar una excursión para acceder al lugar, pese a que muchos paquetes la incluyen como parte del paseo. Solo hay que caminar.
Desde el acceso oficial al lugar en lo alto de isla, son 2.5 kilómetros de caminata o bicicleta por un sendero que va bajando hacia el mar, perfectamente marcado y con varios lugares -tipo glorietas con bancos- preparados para descansar. “Esto se parece a la muralla china pero en el medio de la selva”, me dijo una turista americana, mientras apreciábamos el camino que todavía teníamos que andar para llegar a la playa. La descripción fue exacta. Aún para aquellos no muy amantes del agua y la arena, el paseo vale la pena solo por recorrer ese sendero.
Tortuga Bay es una bahía solitaria, larga, de una arena tan blanca y finita que parece cemento y tiene olas, aptas para el surf. Si uno lo que busca es paz, hacia los extremos la aguas son mas calmas.
Es el lugar ideal para tirarse y cocinarse al sol porque no tiene ningún reparo. Los pelícanos dan un lindo espectáculo como clavadistas en el mar en búsqueda de algún bocado.
Olivia podía correr libremente –por primera vez desde que llegamos a la isla- por el todo el lugar, sin su chaleco salvavidas ni otros impedimentos. Y corrió, todo lo que pudo. Fue una tarde de cuevas, castillos y volcanes de arena. Sin guías, sin horarios, de vacaciones, bah!
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2 comentarios:
July cuando leo estos relatos, inevitablemente recuerdo aquel viejo cuaderno de vacaciones, con hojas de plantas pegadas y otras cositas. La excusa, la biologia, a la cual te ibas a dedicar. En realidad cuando uno se detenia a leer tus escritos, no eran otra cosa que tus vivencias, experiencias y descripciones de los lugares que ibas visitando. La biologia?? bien gracias, no apareacia en ninguna parte. Aquellas hojas de cuaderno eran la semillita de esto. ¿Como haberlo imaginado? Te sugiero que lo recuerdes sobre todo con Oli, la verdadera lectura hay que hacerla sobre lo que se hace y no sobre lo que se dice.
Con tus relatos estoy conociendo lugares para mi muy lejanos, quiza en algun momento los visitare,o esta sea la unica y maravillosa manera de estar alli..... Mil gracias, te quiero mucho.... mami
Gracias Ma!. Me acuerdo del cuaderno pero nunca se me hubiera ocurrido asociarlo con eso. Ja! que loco. sigamos viajando juntas. besos, yo tambien te quiero mucho.
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