jueves, 26 de junio de 2008

Islas Galápagos, mala época o mala suerte

PUERTO AYORA, Abril 2008. Definitivamente para ver animales en estado natural uno debe tener, mucho tiempo, mucha suerte o el dato preciso de cuando andan por ahí. Es decir o te plantas un mes a la espera del bicho (y alguno siempre aparece), o milagrosamente te cruzas con un grupo de mamíferos desorientados o haces una buena investigación de cual es la época del año en que los animales se aparean y entonces andan de acá para allá mostrándose chochos. El problema, es que eso a veces da julio o septiembre y uno tiene las vacaciones programadas para febrero.

Yo nunca hice esa tarea, porque en realidad lo se ahora que visite varias reservas naturales y almaceno algunas decepciones, y es la primera advertencia de cualquier naturalista al comenzar la primera excursión. “Bueno no estamos en la época del año donde los animales suelen verse con mayor frecuencia, que es el durante el apareamiento, pero igual haremos el intento de ver lo mas posible”, escuche repetidamente en un safari por Sudáfrica, en una reserva marina de Brasil, en varios parques nacionales y por supuesto también en las Islas Galápagos. Otra vez, vinimos en el momento equivocado, pensé y mire a mi marido con cara de desilusión.

Un dato para saber como viene la mano es: si después de un rato de caminata el guía se para ante cada insecto, pájaro o lagartija que pasa y empieza a hacer una larga y detallada exposición sobre el tema es porque mucho mas que eso no vamos a ver o porque para esa altura de la caminata ya debiéramos haber visto mucho y en cambio –al momento- nadie fotografió mas que lindos paisajes.

Algo de esto me pasó en las Galápagos y se ve que no fue solamente a mí. Unos días después de mi regreso a Buenos Aires, el suplemento de Turismo del Diario La Nación publicó una larga nota de tapa sobre las islas que empezaba con una cita de un turista argentino que decía: “Pague tanto para ver tan poco”.

La explicación de semejante confesión, según el autor de la nota, era que el turista argentino residía en Puerto Madryn y entonces estaba mas que acostumbrado a ver lobos marinos, pingüinos y pájaros de todo tipo y al por mayor.

Al finalizar nuestro cuarto y último día de excursión por las Galápagos tuve el mismo pensamiento: tal vez no me pareció gran cosa porque yo, una fanática de los animales, recorrí cuanta reserva natural pude y en algunas vi cosas realmente sorprendentes.

El otro problema fue la expectativa. Un documental de National Geographic que vi dias antes de partir mostraba turistas disfrutando de la playa y el mar mientas esquivaban lobos marinos. Yo no tuve tanta suerte.

Casi cuando regresábamos al Continente para seguir nuestro viaje por Ecuador, nos cruzamos con una pareja de españoles que llevaban 10 días recorriendo Galápagos. Si bien era su primer vieja a una reserva natural, habían estado en las islas mas alejadas del archipiélago (cosa que nosotros no hicimos por falta de tiempo) como Isabela, Fernandina o Española y nos confesaron que allí habían visto mucho mas variedad y cantidad de animales que en Bartolomé, Seymour o Plazas, el destino de nuestras excursiones.

1 comentario:

Julieta Valente dijo...

Navegando por Internet encontre este site con unas fotos muy bonitas de las Islas Galapagos, donde se puede ver Playa Bachas, Seymour y otros lugares mencionados en este blog. Las quiero compartir con ustedes. http://www.myphotographs.net/galapagosislands/galapagosislands.html